"No robarás."
El Catecismo explica que este mandamiento regula los bienes materiales y prohíbe tomar injustamente, usurpar, usar o causar daño a los bienes que pertenezcan a otra persona, contra su propia voluntad. Establece requisitos sobre aquellos que poseen bienes mundanos para usarlos de manera responsable, teniendo en cuenta el bien de la sociedad. El Catecismo aborda el concepto de la creación de Dios en la explicación del séptimo mandamiento y prohíbe el abuso de animales y del medio ambiente.
Propiedad privada
Según la Iglesia católica, las personas tienen el derecho a la propiedad privada. Sin embargo, esta propiedad hace de esa persona "un administrador" que se espera que lo haga "fructífero" o rentable de una manera que beneficie a los demás después de que esa persona haya cuidado a su familia. La propiedad privada y el bien común son vistos como elementos complementarios que existen con el propósito de fortalecer la sociedad. La incautación de la propiedad privada de otra persona no se considera ni pecado ni robo cuando una necesidad obvia y urgente es "la única forma de satisfacer las necesidades inmediatas y esenciales (alimentos, vivienda, ropa)". El concepto de que los esclavos son también propiedad privada es condenado por la Iglesia, que lo clasifica como una violación y un robo de los derechos humanos de la persona esclavizada.
Justicia social
La encíclica papal Rerum Novarum, que inauguró la sistematización de la Doctrina Social de la Iglesia, discute las relaciones y deberes recíprocos entre trabajos y capital, y entre el gobierno y sus ciudadanos. La preocupación principal fue la necesidad de mejorar, combatir y aliviar "la miseria que presiona tan injustamente la mayoría de la clase trabajadora". La encíclica apoyó el derecho de formar sindicatos de trabajadores, rechazó el comunismo y el capitalismo sin restricciones y reafirmó el derecho a la propiedad privada.
La interpretación del séptimo mandamiento enseña que los empresarios deben equilibrar el deseo de lucros que garanticen el futuro de la empresa y el "bien de las personas". Los dueños de empresas están obligados a pagar a sus trabajadores un salario razonable, honrar los contratos y abstenerse de actividad deshonesta, incluyendo el soborno de funcionarios públicos. Los trabajadores están obligados a hacer su trabajo conscientemente, como está escrito en sus contratos, y evitar la deshonestidad en el ubicación de trabajo, como el uso de material de la empresa para uso personal sin permiso.
La Iglesia enseña que debe existir equilibrio entre la reglamentación gubernamental y las leyes del mercado. Y considera que la dependencia exclusiva del mercado (o capitalismo puro) no consigue abordar suficientemente muchas de las necesidades humanas, mientras que confíen en la regulación del gobierno (o socialismo puro) "pervierte en su base los vínculos sociales". Sin embargo, la Iglesia no rechaza el capitalismo o el socialismo, pero si advierte contra los excesos y los extremos de cada sistema que dará lugar a la injusticia con las personas. La Iglesia también enseña que las naciones más ricas, así como las personas más ricas, tienen la obligación moral de ayudar a las naciones y a las personas más pobres y trabajar para reformar las instituciones financieras y para el beneficio económico de todos
Comentarios
Publicar un comentario